Salud Intestinal, Bienestar y Más: El Papel Esencial de la Serotonina en el Organismo
La serotonina, conocida popularmente como la “hormona de la felicidad“,…
Sigue leyendo¿Alguna vez has sentido malestar después de comer ciertos alimentos, como hinchazón, dolores abdominales o incluso fatiga? Estos síntomas pueden indicar intolerancia alimentaria, una condición común que afecta a millones de personas en todo el mundo.
Se estima que hasta el 20% de la población sufre algún tipo de intolerancia alimentaria, pero muchas personas pasan años sin un diagnóstico adecuado. Saber reconocer los signos y buscar el examen correcto puede ser la clave para mejorar la calidad de vida. Al fin y al cabo, entender lo que tu cuerpo necesita (o no tolera) es esencial para una alimentación equilibrada y sin molestias.
En este artículo, abordaremos la diferencia entre la intolerancia y la alergia alimentaria, así como los principales alimentos que pueden causar la condición, el proceso de diagnóstico y los principales exámenes utilizados para elegir el enfoque terapéutico de la intolerancia alimentaria. ¡Buena lectura!
La intolerancia o sensibilidad alimentaria abarca diferentes definiciones, siendo generalmente caracterizada como una reacción adversa a los alimentos sin involucramiento directo del sistema inmunológico.
Esta condición puede estar relacionada con la deficiencia de enzimas digestivas, como en la intolerancia a la lactosa, o a una respuesta inflamatoria tardía mediada por inmunoglobulina del tipo IgG (1,2).
Cuando hay deficiencia de enzimas responsables de la digestión de determinados alimentos, su metabolización se vuelve incompleta, resultando en síntomas gastrointestinales incómodos.
Además, otro mecanismo sugerido involucra el aumento de la permeabilidad intestinal, que puede permitir el paso de antígenos alimentarios a la circulación, estimulando la producción de IgG específica contra proteínas alimentarias (3).
Este fenómeno está asociado con la reducción de citocinas antiinflamatorias, como IL-10 y TGFb1, y ha sido estudiado en el contexto del síndrome del intestino irritable (4).
Los síntomas de la intolerancia alimentaria son variados y pueden manifestarse de diferentes formas, abarcando alteraciones gastrointestinales, respiratorias, cutáneas e incluso neurológicas, como migrañas (5-8). Estos signos pueden surgir horas o incluso días después de la ingestión del alimento desencadenante, haciendo que el diagnóstico sea desafiante.
Esta condición puede surgir en cualquier fase de la vida, incluso si el individuo ha consumido el alimento durante años sin presentar síntomas. Debido a su naturaleza inflamatoria y de reacción tardía, el reconocimiento temprano de los desencadenantes alimentarios puede contribuir al manejo adecuado de los síntomas y a la mejora de la calidad de vida.
Según un panel de expertos del Instituto Nacional de Alergia y Enfermedades Infecciosas (INADI), en 2010, la alergia alimentaria se define como una reacción adversa a la salud resultante de una respuesta inmunológica específica y reproducible a la exposición a determinado alimento.
En contraste, la intolerancia alimentaria se refiere a reacciones no inmunológicas, que pueden estar relacionadas con mecanismos metabólicos, tóxicos, farmacológicos o aún poco comprendidos (9).
La alergia alimentaria involucra una respuesta exacerbada del sistema inmunológico, incluso a pequeñas cantidades del alimento, siendo mediada principalmente por la inmunoglobulina E (IgE) y clasificada como una reacción de hipersensibilidad del tipo I. Ya la intolerancia alimentaria, más común, se debe a factores como contaminación alimentaria, reacciones farmacológicas o alteraciones metabólicas y neuropsicológicas (10-11), y es mediada por inmunoglobulina G (IgG).
La alergia alimentaria afecta a cerca del 6 al 8% de los niños menores de tres años y aproximadamente al 3% de los adultos (12), su incidencia es mayor en individuos con otras condiciones alérgicas, encontrándose en el 38% de los niños con dermatitis atópica y el 5% de aquellos con asma (13).
A pesar de esta distinción, la confusión entre los dos conceptos es frecuente, pues ambas pueden ser desencadenadas por los mismos alimentos. Sin embargo, a diferencia de las reacciones inmunológicas inmediatas de la alergia alimentaria, las intolerancias pueden manifestarse de forma tardía y ser influenciadas por factores como estrés, infecciones, uso de antibióticos y antiinflamatorios, que comprometen la permeabilidad intestinal.
Las alergias alimentarias generalmente surgen en la infancia y tienen una baja tasa de remisión a lo largo del crecimiento. Ya las intolerancias pueden desarrollarse en cualquier fase de la vida.
El diagnóstico preciso de estas condiciones es esencial para garantizar un tratamiento clínico adecuado, y exámenes cada vez más especializados permiten esta diferenciación con mayor certeza.
Conoce más sobre la diferencia entre alergia e intolerancia alimentaria en nuestro artículo sobre el tema.
Los síntomas de la intolerancia alimentaria pueden variar ampliamente entre los individuos, dependiendo del tipo de alimento involucrado y del grado de intolerancia. Aunque el tracto gastrointestinal es el más afectado, manifestaciones en otros sistemas también pueden ocurrir, haciendo que el diagnóstico sea desafiante. Entre los síntomas más comunes, se destacan (6,7,14):
Los alimentos que más causan intolerancia varían de acuerdo con el tipo de sustancia que el organismo tiene dificultad en digerir o metabolizar. Entre los más comunes, se destacan (15):
El diagnóstico de la intolerancia alimentaria es desafiante debido a su sintomatología inespecífica, ausencia de respuesta inmediata y limitación de las pruebas convencionales, como las cutáneas.
Diferentes mecanismos pueden estar involucrados, incluyendo deficiencias enzimáticas, alteraciones en la microbiota intestinal y disfunciones gastrointestinales, haciendo que la identificación precisa sea más compleja (9).
Además, factores como el estrés, infecciones y uso prolongado de antibióticos pueden comprometer la integridad de la mucosa intestinal, aumentando la predisposición a la intolerancia alimentaria.
La evaluación clínica comienza con un historial detallado, incluyendo alimentación y estilo de vida. En pacientes con síntomas gastrointestinales persistentes, se pueden realizar exámenes de laboratorio, endoscopia y pruebas de heces para excluir enfermedades orgánicas.
En ausencia de patologías identificables, el diagnóstico generalmente recae sobre trastornos gastrointestinales funcionales, como el síndrome del intestino irritable (SII) o dispepsia funcional (16).
Los avances científicos han facilitado la identificación de intolerancias alimentarias mediante pruebas innovadoras, como el A200, que analizan la reacción a diferentes alimentos a partir de una simple muestra de suero. Estos exámenes permiten una mejor orientación de la conducta clínica, proporcionando beneficios significativos a la calidad de vida de los pacientes.
Muchos individuos sufren de intolerancia alimentaria crónica a determinados alimentos. Se estima que cerca del 20% de la población puede presentar algún tipo de reacción adversa a alimentos específicos.
La identificación y exclusión de los alimentos que causan hipersensibilidad resultan en una mejora significativa en la calidad de vida de muchos pacientes, con beneficios que van desde el alivio de síntomas gastrointestinales hasta la reducción de inflamaciones y problemas de piel.
El enfoque terapéutico inicial para intolerancias alimentarias implica la retirada de los alimentos a los que el individuo presenta anticuerpos específicos. La detección de anticuerpos IgG elevados contra determinados alimentos puede ser una herramienta útil para la identificación de las sustancias que desencadenan reacciones adversas.
La exclusión de estos alimentos de la dieta generalmente lleva a una mejora visible de la sintomatología, que puede variar desde acné y dolores en las articulaciones hasta trastornos digestivos y fatiga crónica. Se estima que, en aproximadamente el 75% de los casos, la eliminación de estos alimentos resulta en una reducción sustancial o incluso desaparición de los síntomas.
Después de un período de seis meses de exclusión alimentaria, los alimentos identificados pueden ser reintroducidos de forma gradual, permitiendo evaluar la tolerancia del organismo. Este proceso debe realizarse bajo orientación profesional para evitar recurrencias de síntomas y garantizar una alimentación equilibrada y nutritiva.
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Referencias Bibliográficas
1. Bricks LF. Reações adversas aos alimentos na infância: Intolerância e Alergia alimentar – atualização. Pediatria (São Paulo). 1994;16(4):177-185.
2. Sten Dreborg. Debates in allergy medicine: food intolerance does not exist. Dreborg World Allergy Organization Journal (2015) 8:37. DOI 10.1186/s40413-015-0088-6
3. Beyer K, Teuber SS. Food allergy diagnostics: scientific and unproven procedures. Curr Opin Allergy Clin Immunol. 2005;5(3):261–6.
4. Sentsova TB, Vorozhko IV, Isakov VA, Morozov SV, Shakhovskaia AK.[Immune status estimation algorithm in irritable bowel syndrome patients with food intolerance]. Eksp Klin Gastroenterol. 2014;(7):13-7.
5. Collard J. Food Allergy and Intolerance. Pract Nurse. 2010;39(1):17–21.
6. Guo H, Jiang T, Wang J, Chang Y, Guo H, Zhang W. The Value of Eliminating Foods According to Food-Specific Immunoglobulin G Antibodies in Irritable Bowel Syndrome with Diarrhoea. J Int Med Res. 2012;40(1):204–
7. Kumar R, Kumar M, Singh M, Bisht I, Gaur S, Gupta N. Prevalence of food intolerance in bronchial asthma in India. Indian J Allergy Asthma Immunol. 2013;27(2):121.
8. Gaur S, Kumar R. Food allergy or food intolerance.? Indian J Allergy Asthma Immunol. 2013;27(2):93.
9. Boyce, J.A.; Assa’ad, A.; Burks, A.W.; Jones, S.M.; Sampson, H.A.; Wood, R.A.; Plaut, M.; Cooper, S.F.; Fenton, M.J.; Arshad, S.H.; et al. Guidelines for the diagnosis and management of food allergy in the united states: Summary of the NIAID-sponsored expert panel report. J. Allergy Clin. Immunol. 2010, 126, 1105–1118.
10. Ferguson A. Definitions and diagnosis of food intolerance and food allergy: consensus and controversy. J. Pediatr, 121:S7-11, 1992.
11. Burks AW, Sampson HÁ. Diagnostic approaches to the patient with suspected food allergies. J Pediatr. 121:S64-71, 1992.
12. https://ada.com/pt/conditions/food-allergy/
13. Alergia alimentar [Internet]. ASBAI. 2019 [cited 2024 May 6]. Available from: http://asbai.org.br/alergia-alimentar-4
14. Wilders-Truschnig M, Mangge H, Lieners C, Gruber H-J, Mayer C, März W. IgG antibodies against food antigens are correlated with inflammation and intima media thickness in obese juveniles. Exp Clin Endocrinol Diabetes Off J Ger Soc Endocrinol Ger Diabetes Assoc. 2008;116(4):241–5.
15. Zingone F, Bertin L, Maniero D, Palo M, et al. Myths and Facts about Food Intolerance: A Narrative Review. Nutrients. 2023 Nov 30;15(23):4969. doi: 10.3390/nu15234969.
16. Lomer MC. Review article: the aetiology, diagnosis, mechanisms and clinical evidence for food intolerance. Aliment Pharmacol Ther. 2015 Feb;41(3):262-75.
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