De la prevención a la innovación: cómo la ciencia está transformando la salud de la mujer
La salud de la mujer es un concepto amplio que…
Sigue leyendoLa salud de la mujer es un concepto amplio que abarca aspectos físicos, mentales y sociales que impactan directamente su bienestar a lo largo de la vida, desde cuestiones reproductivas hasta condiciones crónicas como enfermedades cardíacas y cánceres específicos.
En este contexto, los biomarcadores desempeñan un papel crucial al permitir la identificación temprana y el monitoreo de enfermedades que a menudo se manifiestan de manera diferente en las mujeres, como las enfermedades cardiovasculares.
La medicina de precisión impulsa este avance al utilizar biomarcadores y perfiles genéticos individuales para personalizar los tratamientos, optimizando la eficacia terapéutica y reduciendo los efectos adversos.
Enfocarse en estos desafíos es crucial para garantizar que las promesas de la ciencia actual se traduzcan en cuidados médicos excepcionales para todas las mujeres. A lo largo de este texto, exploraremos cómo estos factores impactan la calidad de vida femenina, los principales desafíos enfrentados y las innovaciones que están transformando la medicina enfocada en la salud de la mujer.
La salud de la mujer ha ganado protagonismo en la sociedad, reflejando la necesidad de un enfoque integral y específico a lo largo de la vida. Los avances en la medicina permiten diagnósticos más precisos y tratamientos personalizados, contribuyendo a la prevención y calidad de vida (1).
Sin embargo, la salud femenina se está volviendo cada vez más compleja debido al rápido avance de la tecnología y el conocimiento médico, además del desafío de gestionar múltiples o enfermedades crónicas.
A pesar de los avances en la medicina y en el acceso a la información, un número significativo de mujeres aún no busca atención médica regularmente. Diversos factores contribuyen a esta realidad, como dificultades financieras, falta de infraestructura de salud en determinadas regiones y la creencia de que las consultas preventivas no son necesarias.
De acuerdo con el Women’s Health Index, uno de los mayores estudios globales sobre salud femenina, más de 1 mil millones de mujeres en todo el mundo no buscaron un profesional de salud a lo largo de un año, mientras que cerca de 1,5 mil millones no realizaron exámenes esenciales para la detección de enfermedades como hipertensión, diabetes, cáncer e infecciones de transmisión sexual (2).
Garantizar el acceso equitativo a estas innovaciones y abordar la subrepresentación de las mujeres en ensayos clínicos son esenciales para promover el avance continuo en la salud de la mujer.
La investigación, divulgada en 2021, entrevistó a más de 600 mil mujeres de 15 años o más en 122 países, abarcando datos representativos del 94% de la población femenina mundial en esa franja etaria.
Estos números evidencian la necesidad de ampliar el acceso a la salud y concienciar a las mujeres sobre la importancia del cuidado preventivo (2).
La salud de la mujer se ha vuelto cada vez más compleja debido a los avances tecnológicos, el conocimiento médico y el desafío de manejar enfermedades crónicas. Los ginecólogos y obstetras a menudo necesitan un enfoque multidisciplinario para atender las necesidades específicas de las pacientes (1). Invertir en la salud femenina beneficia no solo a las mujeres, sino a toda la sociedad, promoviendo el bienestar y reduciendo la carga de enfermedades.
Cada fase de la vida de la mujer presenta desafíos y necesidades propias, haciendo que los cuidados médicos y preventivos sean fundamentales para la calidad de vida.
En esta fase, el seguimiento debe ir más allá del crecimiento físico, abarcando la salud emocional y la educación sobre el cuerpo. Una nutrición adecuada, vacunación y seguimiento pediátrico son esenciales. La pubertad trae cambios hormonales que pueden afectar el ciclo menstrual y la salud metabólica. Condiciones como el síndrome de ovario poliquístico (SOP) deben ser monitoreadas desde temprano, ya que impactan la fertilidad y la salud general en la vida adulta (3).
El enfoque en esta etapa está en la fertilidad, anticoncepción y salud ginecológica. Las consultas regulares al ginecólogo ayudan en la prevención, diagnóstico y tratamiento de infecciones de transmisión sexual (ITS), en la evaluación del ciclo menstrual y en la planificación reproductiva.
Además, enfermedades como la endometriosis y los miomas uterinos y la salud del microbioma vaginal pueden afectar la calidad de vida y la fertilidad. Hábitos saludables, como una alimentación equilibrada y ejercicio físico, desempeñan un papel importante en la regulación hormonal y el bienestar de la mujer (4).
En la menopausia, el cuidado se enfoca en la prevención de enfermedades crónicas, como la osteoporosis y problemas cardiovasculares, además del manejo de los síntomas de la transición hormonal. Los cambios biológicos, psicológicos y comportamentales impactan esta fase, requiriendo un seguimiento especializado (5).
Las consultas médicas regulares y los exámenes preventivos son fundamentales para garantizar un envejecimiento saludable y activo.
A lo largo de la vida, la salud de la mujer requiere una mirada atenta y un enfoque integrado de la salud, reforzando la importancia de la información, la prevención y el acceso a servicios médicos de calidad.
Enfermedades como el cáncer de mama, la endometriosis, la osteoporosis y las enfermedades cardiovasculares impactan significativamente la salud pública debido a su alta prevalencia y a las consecuencias socioeconómicas. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de muerte entre las mujeres, representando más del 35% de las muertes femeninas en el mundo (6).
La obesidad, un factor de riesgo para diversas condiciones crónicas, afecta aproximadamente al 40% de las mujeres adultas a nivel mundial, aumentando la incidencia de diabetes tipo 2 e hipertensión (7).
La preeclampsia, una complicación grave del embarazo, afecta alrededor del 5 al 7% de los embarazos, siendo una de las principales causas de morbilidad materna y fetal (8). Además de los riesgos inmediatos, las mujeres que enfrentan esta condición tienen una mayor predisposición a desarrollar hipertensión y enfermedades cardiovasculares en el futuro.
La anemia es uno de los problemas nutricionales más comunes entre las mujeres, afectando a alrededor de un tercio de la población femenina y superando el 40% durante el embarazo. Esta condición es un factor de riesgo para el desarrollo de enfermedades crónicas, como cardiovasculares y cerebrovasculares (9).
La osteoporosis es una preocupación significativa, especialmente después de la menopausia, cuando la pérdida de masa ósea se intensifica. Factores como la genética, la nutrición y el estilo de vida influyen directamente en este riesgo.
El diagnóstico temprano mediante densitometría ósea permite intervenciones preventivas, reduciendo el riesgo de fracturas y mejorando la calidad de vida.
El impacto socioeconómico de estas enfermedades es significativo, afectando la productividad y aumentando los costos con hospitalizaciones y tratamientos prolongados. Estudios indican que las enfermedades crónicas en mujeres generan un costo anual de miles de millones de dólares en gastos médicos directos e indirectos, reforzando la necesidad de políticas públicas enfocadas en la prevención, el diagnóstico temprano y el acceso a tratamientos eficaces (10).
La salud ginecológica es fundamental para el bienestar femenino, abarcando cuidados preventivos esenciales en la detección temprana de enfermedades como el cáncer de cuello uterino, infecciones de transmisión sexual (ITS) y trastornos hormonales.
El seguimiento médico regular permite no solo la identificación de alteraciones en etapas iniciales, sino también la promoción de hábitos saludables y el manejo adecuado de cuestiones reproductivas. En este contexto, los exámenes preventivos desempeñan un papel fundamental en la reducción de la mortalidad y en el aumento de la calidad de vida de las mujeres.
Exámenes de rutina como el Papanicolaou y la colposcopia son ampliamente utilizados en el rastreo de enfermedades ginecológicas, como el cáncer cervical, pero los avances tecnológicos han ampliado las posibilidades diagnósticas.
La prueba de VPH de alto riesgo, por ejemplo, ofrece mayor precisión en la evaluación del riesgo de cáncer de cuello uterino (11). Además, la inteligencia artificial comienza a incorporarse en el análisis de exámenes ginecológicos, con el potencial de aumentar la precisión diagnóstica y reducir los falsos negativos (12).
Otra innovación relevante es el uso de la metagenómica en el análisis del microbioma vaginal, permitiendo un diagnóstico más detallado de vaginosis e infecciones fúngicas, lo que posibilita tratamientos más personalizados y eficaces (13).
Aquí en el blog también hemos explorado la importancia del microbioma vaginal en la salud femenina. Haz clic para leer el artículo completo.
La adopción de estas tecnologías refuerza la importancia de los exámenes preventivos, ya que muchas enfermedades ginecológicas son silenciosas en etapas iniciales. El acceso a exámenes modernos, junto con el seguimiento médico continuo, fortalece la autonomía de la mujer y proporciona un cuidado más preciso e individualizado.
La fertilidad femenina está influenciada por diversos factores, como la edad, la salud hormonal, la genética y las condiciones ginecológicas. Para las mujeres que desean quedar embarazadas o simplemente comprender mejor su salud reproductiva, exámenes específicos pueden proporcionar información valiosa sobre la reserva ovárica, la función hormonal y posibles riesgos genéticos.
La evaluación de la fertilidad generalmente incluye exámenes hormonales, como la dosificación de la hormona folículo-estimulante (FSH), estradiol y hormona antimülleriana (AMH), que ayudan a estimar la capacidad ovárica y la respuesta a los tratamientos reproductivos (14).
Además, exámenes de imagen, como la ecografía transvaginal, ayudan a identificar condiciones que pueden impactar la fertilidad, como miomas, endometriosis y síndrome de ovario poliquístico (SOP).
La genética también desempeña un papel fundamental en la salud reproductiva. Pruebas genéticas pueden detectar mutaciones que afectan la fertilidad o aumentan el riesgo de transmisión de enfermedades hereditarias.
Mujeres con antecedentes familiares de cáncer de mama o de ovario pueden beneficiarse del análisis de los genes BRCA1 y BRCA2, ya que mutaciones en estos genes no solo elevan el riesgo de cáncer, sino que también pueden estar asociadas a la insuficiencia ovárica prematura (15).
Para pacientes con diagnóstico de cáncer de mama, la prueba molecular Prosigna ayuda en la estratificación del riesgo de la enfermedad y puede impactar decisiones sobre la preservación de la fertilidad antes del inicio de tratamientos oncológicos que afectan la función ovárica (16).
Desde el punto de vista de la salud, mujeres y hombres difieren en su biología reproductiva, pero también en los riesgos de muchas enfermedades no reproductivas, como trastornos autoinmunes y tromboembolismo venoso (17, 18), la importancia relativa de los factores de riesgo de enfermedades (19), tasas de diagnóstico, pronósticos y cómo responden a los medicamentos (20, 21).
El seguimiento médico y la realización de estos exámenes permiten una planificación reproductiva más segura e individualizada, posibilitando que cada mujer tenga mayor autonomía sobre su jornada de fertilidad.
La innovación tecnológica ha proporcionado avances significativos en la salud de la mujer. Desde exámenes genéticos de alta precisión, como las pruebas BRCA+16 y Prosigna que evalúan el riesgo de desarrollo de la enfermedad, así como el riesgo de recurrencia, hasta mejoras en exámenes de imagen, la medicina está cada vez más personalizada y predictiva.
Además, la telemedicina y las plataformas digitales están facilitando el acceso a consultas y monitoreo de la salud, ampliando el alcance del cuidado femenino.
El desarrollo de la vacuna contra el virus del papiloma humano (VPH) fue un avance significativo en la prevención del cáncer cervical, que es el tercer cáncer más común en mujeres a nivel mundial y una causa importante de carcinoma de pene en hombres (22). La vacuna fue inicialmente dirigida a niñas y ahora incluye a niños cuando alcanzan la edad de 11 o 12 años.
Aunque las mujeres representan casi la mitad de la población mundial, la industria de tecnología dirigida a sus necesidades de salud aún es una pequeña fracción del mercado global.
En 2019, la industria “femtech”, que abarca servicios, productos y software para las necesidades biológicas y médicas de las mujeres, generó US$ 820,6 millones en ingresos y US$ 592 millones en inversiones de capital de riesgo (23). Este valor es insignificante frente al mercado de gastos médicos de las mujeres, que supera los US$ 500 mil millones anuales (24).
En los últimos 10 años, el número de aplicaciones y servicios tecnológicos para mujeres ha crecido, incluyendo el seguimiento de la fertilidad, menstruación, embarazo, posparto y menopausia.
Empresas de biotecnología están enfocadas en prevenir y gestionar condiciones como el cáncer y enfermedades cardíacas. Estos avances, combinados con la histórica subrepresentación femenina en ensayos farmacéuticos, indican un mercado significativo y subestimado (25).
El impacto del estrés y de trastornos mentales, como la ansiedad y la depresión, en la salud femenina es considerable, afectando desde el ciclo menstrual hasta la salud cardiovascular.
Exámenes de laboratorio, como dosificaciones hormonales y marcadores inflamatorios, ayudan en el diagnóstico y seguimiento de tratamientos (26). Las mujeres tienen una mayor carga de enfermedades mentales crónicas a lo largo de la vida, con la depresión proyectada para ser la mayor carga global de enfermedades femeninas hasta 2030 (27).
Condiciones como la depresión y la ansiedad afectan la salud psicológica y física de las mujeres, reduciendo la calidad de vida. Fases críticas de la vida, como la menarquia, el embarazo, la menopausia y el final de la vida, son momentos en que los riesgos de trastornos mentales aumentan, especialmente en casos de trauma, discriminación y pobreza (28).
Durante el embarazo, la depresión y la ansiedad no tratadas están asociadas a riesgos como el parto prematuro y el bajo peso al nacer (29, 30). En la mediana edad y la vejez, el estrés y los trastornos mentales están relacionados con indicadores clave de salud cardiovascular (31, 32).
La salud de la mujer implica no solo cuidados médicos, sino también hábitos saludables, como consultas regulares, práctica de actividades físicas y alimentación equilibrada, fundamentales para la prevención de enfermedades y el bienestar general.
El futuro de la medicina femenina es prometedor, con avances en diagnósticos, tratamientos y prevención. La personalización de la salud, a través de pruebas genéticas y tecnologías digitales, permitirá un cuidado cada vez más eficaz y accesible. La información y la concienciación continúan siendo herramientas poderosas para que las mujeres asuman el protagonismo en la gestión de su propia salud.
Hace más de 30 años, con la introducción del Women’s Health Equity Act, se creó la Office of Research on Women’s Health (ORWH), que actúa junto a los centros del NIH (National Institutes of Health) para promover investigaciones inclusivas (33). En 1998, una directriz del NIH fue emitida, exigiendo la inclusión de mujeres y minorías en todas las investigaciones con sujetos humanos (34).
Esta acción fue un hito importante para garantizar que las mujeres estuvieran representadas en estudios científicos que impactan directamente su salud.
Recientemente, la Comisión Europea reafirmó su compromiso con la igualdad de género en la investigación e innovación, estableciendo una meta del 50% para la inclusión de mujeres en los equipos de investigación y comités del Horizon Europe (35).
En 2020, como parte de su serie de webinars, la Royal Society of Medicine promovió una serie de tres partes dedicada al papel que la tecnología digital está desempeñando en la transformación de la salud de la mujer (36).
A medida que avanzamos hacia un futuro más inclusivo y tecnológicamente avanzado, la medicina femenina se beneficia de innovaciones que permiten cuidados de salud más precisos y accesibles.
La inclusión de las mujeres en investigaciones científicas y la concienciación sobre sus necesidades son esenciales para garantizar que estos avances beneficien a todas, promoviendo salud, autonomía y bienestar mental.
Con esto, la medicina femenina no solo evoluciona, sino que también alcanza un impacto transformador en la vida de las mujeres alrededor del mundo.
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Referencias Bibliográficas
1. Institute of Medicine. Measuring the impact of interprofessional education (IPE) on collaborative practice and patient outcomes. Washington, DC: National Academies Press; 2015.
2. Women´s Health Report 2021: https://hologic.womenshealthindex.com/sites/default/files/2022-09/Hologic_2021-Global-Women’s-Health-Index_Full-Report.pdf
3. Rosenfield, R. L., & Ehrmann, D. A. (2016). The Pathogenesis of Polycystic Ovary Syndrome (PCOS): The Hypothesis of PCOS as Functional Ovarian Hyperandrogenism Revisited. Endocrine Reviews, 37(5), 467–520.
4. Papilio, M. M., Medeiros, T., Silveira, A. C., et al. (2021). Influence of lifestyle and diet on the female reproductive system. European Journal of Obstetrics & Gynecology and Reproductive Biology, 263, 203-210.
5. El Khoudary SR, Greendale G, l Crawford SIL, Avis NE, Brooks MM, et al. The menopause transition and women’s health at midlife: a progress report from the Study of Women’s Health Across the Nation (SWAN). Menopause. 2019 Oct;26(10):1213-1227.
6. World Health Organization (WHO). “Cardiovascular diseases (CVDs).” Publicado em 11 de junho de 2021. Disponível em: https://www.who.int/news-room/fact-sheets/detail/cardiovascular-diseases-%28cvds%29?utm_
7. NCD Risk Factor Collaboration (NCD-RisC). Worldwide trends in underweight and obesity from 1990 to 2022: a pooled analysis of 3663 population-representative studies with 222 million children, adolescents, and adults. Lancet. 2024;16;403(10431):1027-1050.
8. American College of Obstetricians and Gynecologists (ACOG). “Hypertension in Pregnancy.” Boletim de Prática nº 222, dezembro de 2020. Disponível em: https://www.acog.org/clinical/clinical-guidance/practice-bulletin/articles/2020/12/gestational-hypertension-and-preeclampsia
9. Sui, Y.; Hong, C.-T.; Chien, L.-N.; Liu, H.-Y.; Chiou, H.-Y.; Hsieh, Y.-C. Association between Anemia and Stroke in Females: A Nationwide, Population-Based Cohort Study in Taiwan. Int. J. Environ. Res. Public Health 2020, 17, 7440.
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